lunes, 14 de junio de 2010

Mis traumas de infancia

No recuerdo demasiado mi infancia, a veces veo fotos y logro recolectar algunas imagenes. Estas son las cosas que con el tiempo mas claramente recorde.
A los 5 años al terminar una comida en Pepe, una heladería-pizzería de acassuso, una noche, creo que de verano, mis padres y mis dos hermanos, salieron del local antes que yo. No recuerdo bien porque. Se que la gente de Pepe me tenia mucho cariño pero no recuerdo que me retuvo adentro a esa edad. Cuando salí, ví en la vereda de enfrente a mi papa caminando abrazado a mis hermanos hablando con ellos. Me asuste y corrí a la calle. Me detuve cuando vi unas luces que venían hacia mi y aparentemente en ese momento me desmaye. Esto no lo recuerdo pero me contaron que fue así, el auto me golpeo y volé 15 mts hasta quedar al lado de la entrada de autos del restaurant de al lado de Pepe, junto al cordón.
Recuerdo despertarme y ver gente mirándome, un señor me alzo y me llevo dentro del restaurant, me subió por una escalera y me puso en una cama. Era el que me había atropellado, que casualmente era medico y me reviso. Mis padres estaban en el cuarto o uno de ellos. No tenia ni un moretón, nada que diera indicio de que acababa de ser atropellada, ni rasguño. Años mas tarde mi mama me contó, cuando le pregunte que ella me estaba esperando en la esquina, que me grito y yo no la escuche.

A los 7 años tuve 5 o 6 episodios de desmayos, me hicieron estudios neurológicos y no tenia nada que pudieran descubrir. Lo único que recuerdo de esa época es un vecino de uno o dos años mas, que junto a su hermana me agredían físicamente, y le enseñaba a mi hermano a pegarme. Juan tiene un año mas que yo. Un día, me llamaron y se escondieron y cuando subí hasta su casa me enroscaron una serpiente de peluche grande en el cuello y me empezaron a ahorcar. A esas escenas de violencia se le sumo un profesor de guitarra, hijo de la mujer que la había cuidado durante la infancia a mi madre, que me tocaba de una forma que no me gustaba, no recuerdo bien todo, solo recuerdo que yo no quería estar con él e intentaba todo el tiempo salir del cuarto y el me alzaba desde la cola y me sentaba en la cama de nuevo para seguir con la clase. Tuve otro episodio que recuerdo con él una noche que nos cuido a mi y a mis hermanos. Le conté a mis padres lo que había pasado y ellos no me creyeron. Pero deje de tocar la guitarra por un tiempo.

En los comienzos de mi adolescencia algo mas me marco y fue una mudanza. A mis 11 años trasladaron a mi papa a Bahía Blanca y nos mudamos a una casa muy linda, con árboles, jardín adelante y atras, frente a una plaza en un barrio muy tranquilo. E hice 7mo grado en el colegio Juana Azurduy donde conocí muy buenos amigos. Ahí era feliz, baje de peso, mi cuerpo se armonizo mucho mas y me sentía a salvo. Pero solo duro un año. Nos mudamos de nuevo a Buenos Aires, a zona norte y comencé el secundario en el Juan XXIII, donde tenia muchas materias, había mucha gente agresiva, mucha competencia, mucha envidia, mucha desconfianza y me costo adaptarme. Unos 3 años, que casi no recuerdo.

El sentido de mi enfermedad

Quizás tenga algo de Perséfone, pero desde un lado mas voluntario, aunque inconsciente. Camuflándome para que nadie me toque, me lastime o me abandone. Escondiéndome constantemente de Hades. Pasando largos periodos en el inframundo para volver cada tanto al mundo terrenal. La diferencia grande con Perséfone es que encuentro mas aterrador el mundo terrenal que el mundo de Hades, donde estoy cómoda, y segura, donde conozco lo que puedo encontrar por mas aterrador que parezca.
Pase mucho tiempo encerrada en mi misma, en soledad, en silencio. De a poco fui saliendo y relacionándome mas con gente, eso me hizo mejorar, aunque sea un tiempo. Mi salud se restablece cuando me activo, cuando trabajo en algo que me causa mucho placer o cuando me relaciono con gente fascinante, con la que me siento segura y no temo perder. Mi vida en el mundo exterior tuvo grandes momentos, tuve grandes amigos, amantes, una gran familia. Algunos de los que ame me abandonaron y lastimaron, esto hizo que me replegara y me enfermara cada vez mas. Hizo que mi deseo de relacionarme con otros sea cada vez menor, que no entendieran que podría interesarle al mundo de mi, ni porque a mi me podría interesar darle algo al mundo.
Desde que conocí a Mariano, mi marido, quise estar con él, conocerlo, saber quien era. El primer día que lo vi me llamo la atención, un hombre alto, grandote, con barba, y sobretodo que entraba a mi local junto a otros altos y con pinta de mas chicos que él, no era difícil no verlos, eran 3 hombres muy altos. Se veía duro por afuera y blando por adentro, esos hombres que parece que te van a gritar y te dicen la frase mas linda que escuchaste en tu vida. Sus ojos me transmitían tanto, me parecía tan lindo lo que veía en él, no podía dejar de conocerlo. Cuando supe que era bastante menor que yo me desanime un poco, pensé que nunca se interesaría en mi de ninguna forma, pero no fue así, y eso hizo que lo quisiera mas, y que lo valorara mas.
Fueron cambiando las formas en que lo quise, hasta que me beso, y tardo un año y medio en hacerlo, en el entretiempo nos hicimos grandes amigos, y en ese beso supe que quería pasar el resto de mi vida con él. Era la primera vez que me pasaba. Sí me había enamorado antes, pero nunca había tenido esa certeza y lucidez con alguien como la tuve con él en ese momento, mientras nos besábamos algo adentro mío dijo con este hombre me voy a casar y con él quiero tener hijos.
Hasta nuestra primer pelea, que fue a la semana de salir, que por teléfono me dijo que él no me veía como la madre de sus hijos. Esto me destrozo el corazón, nunca me habían dicho algo tan fuerte, y me han dicho cosas horribles en mi vida, pero eso fue fatal. Me costo un tiempo reponerme y perdonarlo, pero lo hice y cambio de opinión, él tenia mas miedo que yo de tener una relación y que alguien lo amara, y yo lo ame y hasta me case con él.
Mi vida venia de una historia difícil. Me habían lastimado mucho y había decidido hacia ya 6 años que no quería estar con nadie, que la gente no valía la pena, pase mi tiempo sociabilizando de la forma menos comprometida, como empleada, y encargada de un local, y en mis tiempos libres con mis perras y mi familia.
Hace poco descubrí algo que me pareció importante y que de alguna forma tiene que ver con mi enfermedad. No como causa, sino como participante de la causa. Y tiene que ver con mi historia y mis relaciones.
La primera vez que me enamore, fue de Martín, un chico con cara redonda, pelo largo y negro, rasgos indígenas y una mirada muy profunda y pura, un chico sensible y sencillo que conocí trabajando en un centro de rehabilitación, donde llevaba 6 años internado. Martín era HIV positivo, cosa que no sabia cuando me enamore de él, pero me entere antes de empezar a salir, y fue muy fuerte, no solo porque estaba enfermo y se podía morir, sino porque no podía hacer nada al respecto y ya me había enamorado de él. Por un tiempo lo evite hasta que decidí que valía la pena estar con él el tiempo que fuera. Estuvimos juntos un año y medio. Al enterarse que su enfermedad había empeorado y que ya no le quedaba demasiado tiempo de vida (6 a 8 meses le habían dicho los médicos) termino su relación conmigo. El argumento era que no quería verme sufrir y que prefería morir solo.
Al poco tiempo me lo encontré, estaba saliendo co una chica de 16 años o algo así. Fue muy doloroso porque todas las justificaciones y palabras que me había dicho ya no tenían ningún valor.
Unos meses mas tarde me llamo llorando, diciendo que me necesitaba, que Charo, la chica con la que estaba, se había quedado embarazada y los padres la obligaban a abortar y romper su relación con él.
Nos juntamos a tomar algo. No me hablo de ella. Hablo de nosotros. Me dijo que me amaba y que se había equivocado, que no quería estar sin mi. Me sorprendió, pero, solo pude decirle que lo había amado muchísimo pero que ya no podía volver con él. No solo había estado con Charo sino que también con Verónica y otras chicas que ya no recuerdo. A él le fascinaba bailar e íbamos siempre a Margarita, un lugar donde pasaban mucho rock, y donde él se subía al escenario e imitaba a Jagger. Todos lo llamaban el Indio y mucha gente lo admiraba y quería.
Unos meses mas tarde sentí que tenia que ir a verlo, nosotros teníamos ese tipo de conexión, sabíamos lo que le pasaba al otro aunque estuviésemos muy lejos. Le pedí a mi amiga Gab que me acompañara, sentía que algo estaba muy mal. Estaba en su casa, solo, y muy raro, parecía drogado, se lo veía feliz de vernos, pero algo no coordinaba bien en él. A los 3 días la madre me llamo por teléfono, lo habían internado en el hospital Fernández. Fui a verlo, no conseguían cama y seguía en la guardia, tenia un tumor cerebral y estaba perdiendo el habla y el control de sus piernas y brazos, era muy difícil entender que decía, porque las oraciones no estaban bien armadas o decía otras palabras o simplemente cosas poco entendibles, solo yo las comprendía. A los 3 días ya no hablaba y como intentaba levantarse lo ataron a la cama, porque como no podía sostenerse se caía y lastimaba. Estuvo 2 meses hasta que murió, fueron los dos meses mas largos de mi vida. Fue una agonía. De la que me costo mucho recuperarme.
En mi relación con él yo había sido muy descuidada sexualmente hablando, tenia la certeza de que como mi amor por él era verdadero y puro nada iba a pasarme. Recuerdo la primera vez que tuvimos relaciones sexuales me desperté a la noche sobresaltada y dije me pude quedar embarazada, y a la mañana siguiente con la claridad del día, pensé, pude haberme contagiado.
A lo largo de estos años, ya hace 17 que murió, me hice varios estudios de HIV y otras enfermedades de transmisión sexual y hasta ahora el resultado fue negativo. Tampoco fui muy cuidadosa de no quedar embarazada, en general, no tenia relaciones sexuales en mi etapa de ovulación, en esa época era regular. Me acuerdo de tener conciencia de eso y usar un calendario para marcar las fechas de cada periodo y poder calcular con claridad.
De todos modos yo creía no querer tener hijos, hasta mis 28 años que sentí por primera vez el deseo físico de ser madre. También creía que iba a vivir muy pocos años, por lo tanto no proyectaba demasiado en cuanto a familia se tratara.
Martín murió cuando tenia 21 y hasta mis 23 no salí con nadie. Desde ese entonces hasta mis 28 tuve varias relaciones, todas cortas, con hombres, alguna mujer y un hombre y una mujer, una vez.
Mientras estudiaba mi carrera de cine después de un triangulo tempestuoso entre una amiga y un compañero de la facultad, decidí de nuevo no estar con nadie, estaba cansada de las complicaciones emocionales, y la intensidad. Así empecé a salir con Fabián, otro compañero de la facultad que estaba de novio hacia varios años, con el que tenia mucha química, tanto física como mental. Él era tranquilo, muy observador, muy gracioso, cuando te contaba una historia personificaba cada personaje y lo hacia genial, podíamos estar horas así, el hablando y yo escuchando. Y sobre todo riendo. Pocas personas me entendían como él. Para mi él era alguien que me daba seguridad, con el que no me iba a involucrar demasiado, ni él conmigo. Me servia para decir que estaba con alguien para alejar a otros. Y trabajábamos muy bien juntos, haciendo cine era el lugar donde mejor nos conectábamos, en varias ocasiones lo use como actor para mis historias y trabajos de la facultad. Estuvimos juntos 2 años, fue la relación mas larga que tuve hasta Mariano. Un día estando en la facultado con otro chico con el que había salido un par de veces, Fabián me describió con una claridad que hizo que lo viera diferente, mis sentimientos hacia él cambiaron y así mi relación hacia él. Nadie me había visto nunca como me vió él.
El se sentía muy atrapado con su relación con Verónica estaba comprometido y faltaba poco para el casamiento y no se animaba a dejarla. Hacia listas comparándonos a las dos, y con ella no tenia muchas cosas en común.
Quise terminar mi relación con él para darle espacio para que pudiera resolver que quería, pero el me dijo que no, que quería estar conmigo que le diera un tiempo pero que no lo dejara. Durante 3 meses no nos vimos, solo nos hablamos por teléfono cada 15 días. Un día nos encontramos. Me contó que en había terminado con Verónica antes del casamiento y eso había ocasionado que muchos se enojaran con él y mucho conflicto familiar, pero eso no era todo, había conocido a una chica y al poco tiempo de salir ella quedó embarazada. Se iba a casar con ella y tener a su hijo. Él quería tener hijos, hablaba mucho de eso.
El siempre había querido que me quedara embarazada así que tampoco nos cuidamos mucho, pero nunca sucedió.
Después de Fabián no quise salir con nadie, y no lo hice por 6 años.
Mis hermanas y mi mama se habían comprado una perra, una caniche toy, blanca, lindísima, que adopte y en ella deposite todo mi amor, la hice tener cría, tuvo 5 cachorritos, con los que dormí los 45 días que vivieron conmigo. Salvo una, Lilo, una hembra mas chiquita que Phoebe, que no peso nunca mas de 3 Kg. Era mía, la adoraba, era la perra mas tierna que conocí en mi vida, decidí quedármela, éramos inseparables. Era muy fácil de transportar y la llevaba casi a cualquier lado. Solo la dejaba cuando iba a trabajar, que la dejaba con su madre, que es una perra super inteligente y sensible, en cambio Lilo era mas alborotada y torpe, en la despedida de soltera de mi hermana Inés se emborracho sin que nos diéramos cuenta, creí que se había enfermado y me asuste tanto. Lilo era lo mas parecido a una hija que tuve hasta ahora. Ellas me enseñaron a sentirme amada y cuidada. Sentí lo que es amar sin tener miedo de que te lastimen, sentí el amor mas puro y fui feliz. Deje de sentirme sola.
Cuando me mude con Mariano la deje con mi mama y su mama porque creí que no se iba a adaptar fácil y a pesar de que teníamos terraza no teníamos jardín, y ella había vivido en lo de mis padres 3 años. De a poco, la fui llevando a nuestra casa, primero con Phoebe y después sola. Hasta que se quedo con nosotros. Con Mariano no se llevaba del todo bien, ella era muy posesiva y Mariano ponía muchos limites que nosotras antes no teníamos. Costo adaptarse, y lo estábamos logrando, ella estaba cada vez mas mimosa con Mariano. Un día sentí que tenia que llevarla al trabajo, ya lo había hecho un par de veces. Mariano no volvía hasta tarde y no quería dejarla tanto tiempo sola. Y no la veía bien, estaba rara, la noche anterior se había estado quejando de forma que nunca lo había hecho antes. Pero no me la lleve, y Mariano llego antes. Me llamo diciendo que no la veía muy bien, que se había escondido debajo de la mesa pero que la iba a llevar a pasear. Cuando él quiso llevarla la llamo y no salio, así que intento agarrarla y ella lo mordió, era la primera vez que mordía a alguien, Mariano la reto y le pego, y ella salio corriendo hacia la escalera. Al no escucharla la fue a buscar y la encontró muerta al lado de la puerta de entrada, y me llamó. Nunca llore tanto en mi vida. Ya pasaron 3 años y me sigue doliendo que no este. La extraño tanto. Sueño con ella. Y varias veces quise que volviera a mi como hija.